sábado, 8 de diciembre de 2012

¿Es Rajoy independentista?



Desde algún tiempo, participo en un ciclo de conferencias y coloquios bajo el título “¿Hacia dónde va España?” Hasta el momento he sacado las siguientes conclusiones, nada optimistas:

Primera.- Los independentistas han ganado las elecciones en Cataluña. Una cosa es que Mas haya hecho el ridículo, y otra bien distinta es que sus planteamientos no hayan sido acogidos por una mayoría, casi apabullante, de los electores.  A la vista del resultado, en poco tiempo nos encontraremos con la reivindicación de un referéndum. De nada servirán las apelaciones a la legalidad cuando un sector, al menos significativo, de la población desea otra cosa.

Segunda.- Los partidos españoles no tienen, hoy por hoy, nada que hacer. Alicia Sánchez Camacho, por su propia personalidad, no es capaz de conectar con la burguesía catalana.  Es vista como un personaje populista antes que otra cosa. Y el Partido Socialista, alejado de sus bases obreras, no tiene nada claro cuáles son sus reales objetivos. ¡Qué lástima que Albert Rivera no sea el dirigente del PSC!

Tercera.- No nos engañemos, si Cataluña se separa, surgirá inmediatamente el problema vasco. Y a medio plazo el navarro y el balear. Luego, hay tantos locos que Canarias, incluso Andalucía, pueden deslizarse por la espiral soberanista. ¿En qué nos convertiremos? En España existieron un día las taifas pero ya Nostradamus señaló que somos un país tan desgraciado que la historia se volverá a repetir. 

Cuarta.-Es cuando menos dudoso que una Cataluña independiente sea apartada de la UE. Jugar con esa idea es peligroso, será muy difícil que un país de su potencialidad económica y su enclave continental pudiera ser aislado por algo más de un tiempo prudencial.

Quinta.- La opinión pública española no se siente realmente concernida por el problema. Ya Ortega decía que los países  que carecen de proyectos e ideas eligen sistemáticamente a los peores hombres, los más incompetentes, para dirigirlas. Rubalcaba  no tiene, al menos por el momento, un proyecto coherente y único. En cuanto a Rajoy, muy a la gallega, ha optado por el silencio, por una política de perfiles bajos. Esos perfiles no sirven de nada, hay que combatir con grandeza adelantándose al contrario en el terreno de la táctica y el de la estrategia.

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